Bucear el pecio oculto de Cabo Estai, Vigo
Entre las rocas y la arena del extremo sur de la ría de Vigo descansa un barco que pocos conocen, pero que algunos han visto sin saberlo. Este pecio de Cabo Estai, es conocido por muy pocos como: Mar 12. Hundido en 1978, este buque pesquero forma parte de la historia viva de la costa gallega y se ha convertido en un punto de referencia para quienes practicamos buceo y apnea en Vigo. Cada inmersión aquí es un viaje a la memoria del mar.
El naufragio del Mar 12 y su historia
El 17 de marzo de 1978 un temporal del noroeste azotó la ría. El Mar 12, un bou de unas 350 toneladas dedicado a la pesca de arrastre, intentó buscar refugio junto a Cabo Estai. Las olas rompían con fuerza y el buque encalló a menos de 200 metros de la costa. La tripulación permaneció a bordo varias horas hasta que el rescate fue posible. Ninguno perdió la vida, pero el barco quedó condenado a descansar en el fondo. Desde entonces forma parte del paisaje submarino del litoral vigués.
Según la nota oficial publicada entonces por la Comandancia de Marina de Vigo (recogida por El País el 17 de marzo de 1978), Salvamento Marítimo indicó que:
“El rescate no se realizó hasta primera hora de la mañana porque no había peligro para el buque y, por tanto, tampoco para los tripulantes.”
En otras palabras, los equipos decidieron esperar a que mejorasen las condiciones del mar antes de intervenir, ya que el barco estaba encallado pero estable y la tripulación se encontraba a salvo a bordo.
Décadas después, el casco y las estructuras del Mar 12 se han integrado en el entorno. Lo que fue un accidente se transformó en un arrecife artificial. Hierros, mamparos y partes de maquinaria como el bloque motor, sirven hoy de soporte a algas, esponjas y moluscos y como refugio para muchas especies de crustáceos y nudibranquios, La corriente constante de la ría distribuye nutrientes y permite una biodiversidad notable. Este proceso de “colonización” convierte el naufragio en un laboratorio natural donde observar cómo la vida se adueña de la metalurgia humana.
Dónde se encuentra el pecio de Cabo Estai (Mar doce)
El pecio de Cabo Estai se sitúa entre la punta rocosa del mismo nombre y Canido o la isla de Toralla. La parte menos profunda (El bloque motor) descansa a apenas unos metros de profundidad y la parte más profunda del barco hundido llega a descender hasta 8 metros según la marea. La visibilidad varía entre 2 y 10 m, aunque en días de invierno puede superar esa cifra. Es un punto idóneo para buceadores con titulación Open Water y para apneístas principiantes o practicantes de esnórquel (salvo el acceso al interior del barco) que deseen disfrutar de su actividad en este contexto histórico.
Por su proximidad a costa, se puede acceder desde tierra si las condiciones así lo permiten. Las condiciones cambian con la dirección del viento, altura de ola y el coeficiente de marea. La temperatura del agua ronda los 13–17 °C, por lo que un traje de 5–7 mm es suficiente la mayor parte del año.
La inmersión: recorrido y puntos de interés

El recorrido más recomendable comienza en el punto más grande de los restos del Mar 12. A primera vista se aprecia la estructura principal cubierta de algas verdes, anémonas, esponjas, corales y espirógrafos. Desde ahí, el itinerario puede seguir hacia el bloque motor, donde aún se reconocen los alojamientos de los cilindros, donde van los pistones. En torno a estos restos a veces se concentran pulpos, y congrios.
Los buceadores más atentos descubrirán nudibranquios y pequeños crustáceos en los bordes del metal corroído. Los bancos de sargos y fanecas suelen cruzar el barco como si patrullaran su cubierta. En invierno es frecuente encontrar sepias camufladas sobre la arena. En verano, la cantidad de laminaria produce luces y sombras profundas que lo convierten en uno de los barcos hundidos más fotogénicos de Vigo.
Fauna y ecología del pecio
El Mar 12 es un ejemplo perfecto de cómo un naufragio evoluciona hacia un ecosistema estable. Las superficies metálicas actúan como sustrato para algas pardas y coralináceas. Entre ellas se ocultan erizos, ofiuras y nécoras. Los huecos del casco funcionan como refugio para especies sedentarias, mientras que la corriente atrae plancton y, con él, peces diferentes especies según determinadas épocas del año. Este equilibrio hace que el lugar sea ideal para observación biológica y fotografía macro.
Desde la apnea, esta biodiversidad se aprecia en silencio. Cada descenso ofrece un retrato distinto del mismo punto: el contraste de luz, el reflejo del casco o el movimiento de los bancos de peces. Bucear aquí no es solo entrenamiento físico; es comprensión directa del ecosistema subacuático gallego.
Seguridad y nivel recomendado
Aunque la profundidad es moderada, el pecio de Cabo Estai requiere atención a las corrientes producidas por bajadas y subidas de marea y a un aumento del oleaje. El fondo irregular y la visibilidad cambiante pueden desorientar al buceador inexperto. Lo adecuado es ir acompañado de guía local y usar siempre boya de superficie. No conviene penetrar en huecos ni remover sedimento: basta con recorrer el perímetro para disfrutarlo con seguridad. La simplicidad del recorrido lo hace ideal para quienes quieran sumar su primera inmersión en un barco hundido.
Por qué este lugar importa para la comunidad del buceo
El Mar 12 es más que un resto de hierro. Representa la memoria de una época en la que la pesca definía el ritmo de Vigo. Su permanencia bajo el agua recuerda el vínculo entre trabajo y mar, entre riesgo y sustento. Para la comunidad del buceo y la apnea, es también un aula natural donde aprender técnica, orientación y respeto por el entorno. Cada inmersión aquí enseña algo sobre física, biología y humildad frente a la naturaleza.
Como instructor y guía he visto cómo los buceadores cambian su percepción del océano tras visitar un pecio. Lo que antes era curiosidad se convierte en conciencia: el mar no es escenario, es protagonista. El Mar 12 tiene ese poder. Por eso desde proyectos como EnApnea promovemos su exploración responsable y la difusión de su historia para que siga siendo accesible sin deterioro.
Conservación y buenas prácticas
Los barcos hundidos de Vigo forman parte del patrimonio subacuático gallego. No son ruinas anónimas: cada uno cuenta un fragmento de la vida marítima de la región. La mejor manera de conservarlos es bucear con ética. No retirar piezas, no mover objetos y mantener flotabilidad neutra son gestos sencillos que garantizan su preservación. Evitar el contacto directo protege también la vida que los coloniza. Fotografiar sin flash excesivo y sin levantar sedimento ayuda a mantener la visibilidad para los siguientes buceadores.
Difundir información veraz sobre estos enclaves también es una forma de conservación. Cuanto más se conozca su historia y su valor ecológico, más respeto generará entre quienes se acercan al mar con curiosidad. Documentar, enseñar y compartir experiencias —sin convertir el lugar en parque temático— asegura su futuro como aula abierta.

Conclusión: un tesoro discreto bajo las aguas de Vigo
Bucear el pecio de Cabo Estai es entender cómo el mar transforma lo humano en natural. Donde antes hubo un barco de acero ahora hay un arrecife lleno de vida. Cada descenso es una lección sobre adaptación, tiempo y equilibrio. Es un punto que combina historia, técnica y emoción: el equilibrio perfecto para quienes amamos la apnea y el buceo.
El Mar 12 no aparece en las guías turísticas ni en los mapas convencionales, pero está ahí, esperando a quien quiera descubrirlo con respeto. Si pasas por Vigo y te interesa explorar el patrimonio submarino de Galicia, este lugar debería estar en tu lista. Pocos sitios condensan tanta historia en tan pocos metros de profundidad.

