El atolón de Chuuk es considerado el mejor territorio de pecios del mundo. Muchos de ellos presentan condiciones óptimas para la visita de cualquier buceador, pero también hay otros que requieren una formación especial.

Los buceadores con experiencia y formación especial pueden descender hasta los pecios situados a grandes profundidades en la laguna de Truk. La mayoría se encuentran en torno a las islas de Weno, Fefan, Uman, y Tonowas.

Las islas volcánicas de Chuuk, también conocidas por su nombre antiguo de Truk, forman parte de las islas Carolinas Orientales y constituyen uno de los estados de los Estados Federados de Micronesia.

Diez islas mayores y 46 menores vestidas de verde esmeralda están rodeadas por un arrecife de barrera de 224 kilómetros de largo formado en el borde de un cráter hundido. Aquí no hay playas importantes ni hoteles confortables. Sólo hay buceadores que se acercan de vez en cuando para ver los numerosos pecios de la Segunda Guerra Mundial. Actualmente hay dos hoteles con centro de buceo que ofrecen excursiones diarias con dos o tres inmersiones.

Dada su posición aislada en medio del Pacífico, el archipiélago tuvo mucha relevancia estratégica. Al ofrecer protección, los japoneses lo usaron como base militar y situaron aquí gran parte de su flota del Pacífico. En febrero de 1944, los americanos atacaron por sorpresa este enclave supuestamente seguro en el marco de la «Operation Hailstone», y hundieron cruceros, destructores, submarinos y buques de carga. Se estima que se destruyeron unos 400 aviones y casi 80 barcos.

Sobre esta flota fantasma crecen hoy maravillosos jardines de coral.

Esponjas y otros animales sencillos pueblan los gigantes de acero. También los peces hallaron aquí un nuevo hogar, por ejemplo, en el Fujikawa Maru, un pecio de película lleno de corales blandos situado al sudoeste de la isla de Eten. El buque de carga de 132 metros de eslora reposa derecho a entre 12 y 34 metros de profundidad. En las bodegas hay cabinas de aviones, alas, torpedos, porcelana y botellas. La sala de máquinas, los cañones y la superestructura son impresionantes.

El pecio del Shinkoku Maru es otro fantástico punto de inmersión. Tiene 152 metros de eslora y está al norte de la isla de Param. Sus mástiles comienzan ya a nueve metros de profundidad; el puente de mando está a 15 metros y los cañones de a bordo a unos 31. Hay pecios que no entrañan ninguna dificultad como el Sankisan Maru, el Hanakwa Maru, el Gossei Maru o el Yamagiri Maru. También merece la pena visitar el avión Betty Bomber, al oeste de Eten.

En torno a algunos pecios circulan tiburones pero el que desee ver más, no debe perderse Shark Island, donde puede contemplarse de cerca más de una docena de tiburones grises.

En el año 1964, 20 años tras el hundimiento de la flota japonesa del Pacífico, Kimio Aisek, el testigo local de aquella época, descubrió los primeros pecios en la laguna de Truk, que representa la meca del buceo en pecios para la comunidad internacional de buceadores. Esto se debe por un lado a que, contrariamente a Pearl Harbor, las reliquias de guerra no se retiraron del mar, sino todo lo contrario: la laguna fue declarada «Underwater Historical Monument» (monumento histórico submarino). Para protegerla de los cazadores de souvenirs, las excursiones, que no son precisamente económicas, sólo están permitidas con guías.

Por otro lado, las condiciones son ideales en comparación con otras zonas de pecios: la protección de las corrientes que ofrece la laguna, el agua cálida y clara y la habitual poca profundidad permiten realizar agradables inmersiones.

Sin embargo, también hay pecios que requieren mucha experiencia. Un ejemplo es el Nipbo Maru, que debía abastecer de agua potable a los otros barcos. Estaba fondeado al este de Tonowas cuando fue atacado y llevada una carga adicional a bordo: un tanque, camiones, artillería, ametralladoras y mucha munición en las bodegas. El pecio parece intacto, yace derecho en la arena y está revestido de color. Si uno se encuentra en la cubierta, el ordenador muestra una profundidad de 31 metros, por lo que el tiempo en el que puede emergerse sin paradas intermedias adicionales es muy breve.

El San Francisco Maru, de 128 metros de eslora, es uno de los pecios más profundos de la laguna.

La cubierta principal del castillo de proa está a unos 40 metros y la quilla a 62. Su principal atractivo son los tres tanques de la cubierta pero también hay algunos camiones, abundantes restos de vajillas, minas, cargas de profundidad, torpedos y cajas de munición en diversas bodegas. Para bucear aquí, hay que seguir instrucciones detalladas a causa de la estrechez de los pasadizos y la munición, que posiblemente aún esté activa.

Aunque el Rio de Janeiro Maru está a una moderada profundidad de entre 14 y 37 metros, se necesita un guía experimentado para explorar el interior.

El antiguo barco de pasajeros, reconvertido en buque de aprovisionamiento para submarinos, reposa hoy sobre su costado de estribor, por lo que es sumamente difícil orientarse. Otros sensacionales pecios para especialistas son el Hoki Maru, el Heian Maru, el Unkai Maru y el Submarino 1-169.

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