La isla de Elba es un destino emblemático para el buceo desde la década de 1950. Los mundos submarinos del Mar Tirreno eran ya entonces muy hermosos y, a pesar de haber sufrido algunos altibajos, todavía lo son hoy en día.

Elba, la isla de mineral de hierro, tiene una historia agitada: los etruscos, los romanos, los lombardos y otros pueblos ocuparon la isla en el transcurso de los últimos 2.750 años.

Tan sólo Napoleón vino aquí contra su voluntad. En 1814, el antiguo soberano de Europa fue destinado a Elba como castigo tras una desafortunada campaña en Rusia, y dictó reformas y leyes que contribuyeron decisivamente al desarrollo de la isla.

Otra ley de gran relevancia aprobada en 1996 puso bajo protección estatal una gran parte del patrimonio natural existente sobre y bajo la superficie del agua. Esto se hizo necesario ante la gran escasez de peces grandes en torno a la isla a causa de la sobrepesca.

La situación cambió con la creación del Parco Nazionale Arcipelago Toscano.

La pequeña hermana de Córcega está a 20 kilómetros de Italia y, a vista de pájaro, parece una enorme ballena. La costa, con una extensión de 174 kilómetros puede dividirse en las siguientes regiones de buceo: el norte, en torno a Portoferraio y Cavo, el este, en torno a Porto Azurro, el sur, en torno a Marina di Campo y el oeste, en torno a Pomonte.

Al norte de Elba hay una pequeña isla con un faro llamada Scoglietto que está protegida por su patrimonio natural. En sus aguas hay grutas, paredes cubiertas de gorgonias, meros e incluso peces luna. Con algo de suerte, es posible ver bancos de atunes cerca de allí, en el Capo d’Enfola.

Desde Marciana Marina se llega a Punto Nasuto, donde hay una legendaria estatua de Cristo bajo el agua. En la bahía de Portoferraio yacen los restos de un Ju 52 derribado a 37 metros de profundidad.

En Capo Vita, en el extremo norte, puede verse un ancla de una altura de dos hombres entre abanicos de mar que parece provenir de un barco papal.

Frente al islote de Palmaiola, al nordeste de Elba, puede bucearse en el bajío Secca del Frate. Se eleva hasta casi la superficie y es un hábitat ideal para los nudibranquios. Al este de la isla, hay paredes cubiertas de color en Punta delle Cannelle, poco antes de Porto Azzurro, en Picchi di Pablo o en la isla Remaiolo, más al sudeste.

En el sur, hay fabulosos bosques de corales en Capo di Stella. Los congrios, pulpos y corales rojos son las atracciones estrella de Secca di Fonza. El pecio más conocido de la costa de Elba es el Elviscott. Descansa desde 1971 frente a Pomonte, en el extremo oeste de la isla. Está a sólo 13 metros de profundidad, por lo que es ideal para principiantes.

Junto a la isla del Giglio, a 50 kilómetros al sur de Elba, pueden efectuarse maravillosas inmersiones en las que se ven espléndidos bogavantes.

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