La isla portuguesa está situada en la zona oriental del océano atlántico. Madeira es conocida como destino para la práctica del senderismo pero sus acantilados y un parque nacional marino la convierten también en un paraíso para el buceo.

En Madeira, el viento sopla normalmente del nordeste y trae humedad y olas altas. Por esta razón, la costa norte no presenta las condiciones más ideales para el buceo.

Sin embargo, el sur es más seco, soleado y tranquilo. La escasez de agua de esta zona se compensa con ayuda de canales de riego llamados «levadas». Junto a éstos, hay senderos estrechos utilizados como caminos para hacer senderismo.

Las colinas y los acantilados caracterizan el paisaje de esta pintoresca isla volcánica. La montaña más alta, Pico Ruivo, constituye sólo la cuarta parte de un sistema volcánico que, abrupto y arriscado, continúa descendiendo bajo las olas hasta una profundidad de 4.000 metros. La isla tiene pocas calas arenosas pero presenta los acantilados marinos más altos del planeta.

La mayoría de los centros de buceo de Madeira se sitúan en Funchal, la capital, y en Canico de Baixo, no lejos del aeropuerto situado al este de la isla.

El buceo es muy popular aquí, especialmente gracias al parque nacional marino Reserva Natural Parcial do Garajau, fundado en 1981 por iniciativa de un alemán. En este segmento de costa protegido hay un complejo de hoteles con una base con acceso directo al mar. Los buceadores pueden descender al arrecife local por su cuenta. Dispone de cuatro lugares de inmersión con pequeñas cuevas y grutas donde viven gruesos cigarros. El paisaje rocoso volcánico presenta numerosas grietas y agujeros bajo el agua donde se esconden muchos peces y animales pequeños.

Además de variopintas esponjas y anémonas con fantásticas simbiosis, también pueden admirarse morenas, meros, peces soldado, salmonetes, peces loro de color rojo vivo, barracudas y rayas.

Sin embargo, la atracción estrella indiscutible son los meros gigantes. Estos dóciles colosos se encuentran en el cabo Garajau, situado más al sur y a sólo cinco minutos en bote desde el hotel. Con algo de suerte, pueden verse un singular mero amarillo conocido como el «limón amarillo», mantas e incluso alguna foca monje.

En la isla de Porto Santo, al nordeste de Madeira, también hay centros de buceo y dos docenas de puntos de inmersión: pueden visitarse el pecio del Madeirense, un arrecife de atunes y barracudas o un lugar en el que varios cañones del siglo XVIII yacen diseminados entre bloques rocosos.

La fauna y flora marinas que existen en torno a Madeira son una mezcla de lo que los buceadores encuentran en aguas septentrionales, el Mediterráneo y el sur tropical del Atlántico.

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