Tiburones, serpientes y barcos hundidos atraen a buceadores de todo el mundo a Malapascua, una pequeña isla de coral ubicada a ocho kilómetros al nordeste de Cebú. La biodiversidad de su micromundo submarino también resulta muy atractiva.

Malapascua tiene sólo dos kilómetros de largo y casi un kilómetro de ancho. Aquí no hay automóviles, sólo un pequeño camión y algunos ciclomotores usados como taxi. En lugar de calles hay senderos en los que es fácil perderse, sobre todo de noche.

En la isla habitan unas 4.000 personas distribuidas en nueve municipios. Viven principalmente de la pesca y cada vez más del turismo. A pesar de que se han ido creando pequeños centros turísticos a pie de playa y centros de buceo, la isla sigue siendo tranquila.

Recuerda a las Maldivas por sus idílicas playas de palmeras. Su principal atractivo son los elegantes peces zorro. Para avistarlos, hay que levantarse muy temprano. Ya al alba, los buceadores se desplazan durante media hora hasta la altiplanicie submarina Monad, que comienza a 12 metros de profundidad y tiene un diámetro aproximado de 1,5 kilómetros.

En un punto concreto llamado Shark Point, a 23 metros de profundidad, estos predadores de hasta cuatro metros de largo se dejan limpiar por peces más pequeños. Eso sí, para llegar a contemplar los tímidos animales, se requiere tranquilidad y paciencia.

Los buceadores disponen de muchos pecios en los alrededores de la isla. El Dona Marilyn, un carguero de 90 metros de eslora, se hundió en 1982 durante un tifón y yace sobre su costado de estribor a 32 metros de profundidad en el norte de Malapascua.

Hay también un barco de transporte japonés que fue alcanzado en 1944 por los aviones estadounidenses y se hundió. El arrecife artificial es un oasis marino y está atestado de peces. El colorido pecio es fácil de explorar y yace entre los 18 y los 27 metros de profundidad. No lejos de allí, el Don Macario descansa a 19 metros de profundidad y también es ideal para principiantes. Hay tres barcos japoneses más hundidos a profundidades de entre 30 y 40 metros y sólo pueden ser visitados por buceadores con experiencia.

Los «tiburones dormidos de Gato», en Gato Cave, son uno de los principales atractivos que se conocieron de Malapascua. La cueva puede atravesarse y, durante el día, pueden contemplarse tiburones de puntas blancas durmiendo. Situados en el parque marino a unos 40 minutos en bote desde Malapascua, los puntos de inmersión de la isla Gato también ofrecen vistas de serpientes marinas de bandas negras y blancas, muchos nudibranquios y fotogénicos caballitos de mar.

También te podría interesar:

Bucear en Bali
Bucear en Cayos de la Florida
Bucear en Roatán
Bucear en la Gran Barrera de Coral
Bucear en Malta
Bucear en Cenotes de Yucatán
Bucear en Blue Hole (Belice)
Bucear en Baja California