El universo sumergido de Palaos es considerado por muchos buceadores como el non plus ultra del submarinismo, ya que su oferta es increíblemente variada: Hay paredes, peces grandes, cuevas, pecios, lagos de medusas e incluso cocodrilos.

Las islas de Palaos se sitúan en el Pacífico Occidental al este de las Filipinas y al norte de Papúa Nueva Guinea. Constituyen un estado independiente y forman parte del archipiélago occidental de las Carolinas y de Micronesia.

Palaos alcanzó oficialmente la independencia en 1994 tras casi 50 años bajo control estadounidense como territorio en fideicomiso de las Naciones Unidas. La sede del gobierno estuvo en Koror hasta 2006; actualmente se encuentra en la ciudad de Melekeok, situada en Babeldaob, la isla más grande.

La mayoría de los centros de buceo están ubicadas en Koror y ofrecen viajes a muchos puntos de inmersión en torno a las ocho islas principales y los innumerables islotes de coral cubiertos de flora tropical. Las excursiones diarias que se realizan a lo largo del idílico entorno tienen un atractivo especial ya que, para ir a los puntos de inmersión meridionales, hay que pasar por las famosas Rock Islands.

Existe también la opción de embarcarse en liveaboards para ir a los puntos de inmersión de Palaos. No suele fondearse lejos, por lo que es posible ser el primero en sumergirse al alba, lo que garantiza emocionantes inmersiones y posibilidades de ver peces grandes. Además, gracias al horario especial de a bordo, se puede saltar al agua hasta cinco veces al día.

Palaos cuenta con numerosos y fascinantes puntos de inmersión. Los más famosos y especiales son las cuevas Blue Hole y Blue Corner, así como las paredes de las islas Ngemelis y Peleliu.

Las grutas y cuevas de Palaos son abundantes y heterogéneas. Además del Blue Hole, no hay que perderse el Siaes Tunnel, el Virgin Blue Hole o la Chandelier Cave, situada en un puerto natural de Koror. Para llegar a las enormes galerías, hay que introducirse por una entrada situada a cuatro metros de profundidad. Si no se remueve el fino sedimento del fondo, las aguas se mantienen cristalinas. Las largas estalactitas que cuelgan del techo de la cueva atraviesan la superficie del agua, creando un escenario fantástico. En la primera cavidad se puede incluso emerger; las otras cámaras deben visitarse con un guía familiarizado con el lugar.

Los pecios de la Segunda Guerra Mundial son otra de las propuestas estrella. A causa de su posición estratégica, los japoneses usaron el archipiélago como base naval durante la Guerra del Pacífico. A finales de marzo de 1944, EE.UU. inició un ataque aéreo que terminó con el hundimiento de más de 60 barcos y aviones en las bahías circundantes. Francis Toribiong, uno de los primeros submarinistas de Palaos, descubrió la flota perdida junto al buceador alemán Klaus Lindemann.

El pecio conocido como Helmet está hoy a una profundidad de entre 10 y 28 metros. Además de granadas, munición y piezas de repuesto para aviones de combate Zero, el buque de aprovisionamiento transportaba muchos cascos que aún pueden verse y que dieron al pecio su nombre. El carguero Chuyo Maru tiene 83 metros de eslora; el puente, la sala de máquinas y el cañón de a bordo están bien conservados y merecen una visita. Con 153 metros de eslora, el Amatsu Maru es el pecio más grande de Palaos.

Se encuentra a una profundidad máxima de 37 metros y está poblado de corales negros. Los pecios del Iro y los aviones Jake y Zero Fighter ofrecen también interesantes inmersiones.

Otro punto de interés se encuentra en la isla Eil Malk, perteneciente a las famosas Rock Islands, protegidas por su patrimonio natural. Aquí hay un lago plagado de medusas conocido mundialmente como Jellyfish Lake, «el lago de las medusas». En éste se puede hacer esnórquel en medio de millones de medusas no urticantes que viven aquí desde hace cientos de años. En la orilla crecen mangles en cuyas raíces se han establecido esponjas y anémonas. En Clam City, a pocos minutos en bote, viven almejas gigantes que miden casi dos metros, pesan hasta 500 kilos y tienen hasta 100 años.

Al sur, no lejos de Koror, se encuentra uno de los muchos lagos de agua salada de Rock Islands, el Mandarinfish Lake. Aquí viven diminutos y fotogénicos peces mandarín de hermosos colores. Se organizan incluso inmersiones con cocodrilos para los buceadores más osados en los pantanos de manglares situados frente a Koror, una aventura no precisamente barata pero emocionante.

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