Bucear en Sudán no es un sueño fácil de cumplir. Lejos de las infraestructuras turísticas pueden explorarse arrecifes casi vírgenes considerados de los mejores del mundo desde hace décadas.

Sudán es el destino más deseado para muchos de aquellos que llevan el buceo en la sangre. Debido a su aislamiento, su inestable situación política y la necesaria renuncia a los lujos, el país situado en el lado oeste del mar Rojo es hasta hoy un lugar poco concurrido y está lejos de tener el bullicio de otras aguas.

En la región sólo hay un puñado de barcos de safari pero los pocos buceadores que vienen hasta aquí pueden hacerse ilusiones de ver grandes peces en arrecifes intactos. Desplazarse al país es una pequeña aventura, tanto si se viaja en avión o en crucero desde Egipto. En lo que a buceo se refiere, el país no tiene todavía mucha experiencia, y esto a pesar del fomento estatal y la historia de sus aguas.

En 1952, Hans Hass describió los arrecifes situados frente a Port Sudan en su libro La manta, el diablo del mar Rojo.

En 1963, Jacques Yves Cousteau intentó investigar la vida humana bajo el agua con el proyecto «Precontinent II»: dos acuanautas Vivieron en un hábitat submarino en Sha’ab Rumi durante una semana. Aunque el paso del tiempo está produciendo daños en este asentamiento submarino, aún hoy puede bucearse en él, ubicado entre los 10 y los 27 Metros de profundidad e invadido por corales y esponjas.

Frente a Port Sudan se encuentra el arrecife Wingate, donde yace uno de los pecios más conocidos y hermosos del mundo. El carguero Umbria, cargado hasta arriba de material bélico, fue hundido en 1949 por la propia tripulación italiana para que su explosiva carga no cayera en manos británicas.

El arrecife Sanganeb, en cuyo extremo norte circulan bancos de peces, es legendario. En torno a la altiplanicie del sudoeste todavía hay tiburones, pero no tantos como hace algún tiempo. Para ver estos elegantes depredadores, especialmente tiburones martillo, lo mejor es ir al norte, al arrecife Angarosh, su nombre en árabe es traducido como «madre de los tiburones».

El buque de carga Blue Belt se hundió en Sha’ab Su’ad en 1977. Los buceadores pueden ver aún hoy los Toyotas que transportaba. Algunos fabulosos arrecifes de la zona son el Abington, el Merlo, el Protector y el Elba. Frente a este último puede bucearse en el carguero Levanzo, hundido en 1923.

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