Escondido en el Golfo de Guinea, frente a Gabón, el segundo país más pequeño de África está apartado de las principales ruta turísticas. Con un entorno submarino poco explorado, en esta región hay todavía mucho por descubrir.

Santo Tomé es la mayor de las dos islas que forman el estado de Santo Tomé y Príncipe.

La isla del cacao tiene menos de 50 kilómetros de largo y limita con el ecuador en el extremo sur. Pocos turistas van a parar a estas tierras. Por esta razón, los buceadores tienen muchas posibilidades de descubrir lugares que nadie ha visto antes.

La isla está a 200 kilómetros de tierra firme.

No hay arrecifes protectores por lo que el mar resulta bastante turbulento y hay que prepararse para olas altas y corrientes fuertes.

En Santo Tomé hay un centro de buceo en la capital homónima. Otro está en la isla de Rolas, situada al sur, de sólo tres kilómetros cuadrados y habitada por unas 200 personas.

Lagoa Azul es uno de los puntos de inmersión más conocidos de la isla principal. La «laguna azul» se encuentra al norte de la isla y sólo puede explorarse sumergiéndose en caída libre hasta una profundidad de 24 metros. Á causa del abundante plancton, la visibilidad es bastante limitada pero hay corales, esponjas y una gran diversidad de peces.

El lIheu Santana se encuentra al sur de la capital, A 30 metros de profundidad pueden verse macarelas salmón agitándose en torno a un pequeño arrecife con gorgonias, pulpos mirando desde las grietas y a veces tortugas, algo más tímidas. Un recorrido submarino muy especial permite atravesar la isla: se trata de un túnel con una profundidad máxima de 14 metros desde el que siempre se puede ascender.

No hay verdaderas carreteras en Santo Tomé ya que, desde que los señores coloniales portugueses abandonaron la ista en 1975, las infraestructuras se deterioran cada vez más. Para desplazarse a la isla de Rolas, hay que planear al menos tres horas de viaje hasta el embarcadero.

El arrecife local, en el extremo sur de esta cuidada isla turística, se llama Pedra do Hirondino y sólo se llega hasta él en barco.

La fauna para primeros planos incluye erizos lápiz, sepias, cangrejos araña, pequeñas gorgonias o caballitos de mar. Pedra do Braga es otro arrecife rocoso situado a 22 metros de profundidad donde se agitan bancos de peces bajo salientes, en grietas y en un arco adornado con corales. Bajo otro saliente, un ejército de peces soldado vigila atento a las fotogénicas morenas de boca amarilla.

El mejor lugar quizás es Sete Pedras. Como el nombre indica, se trata de siete islotes rocosos situados al este de Rolas. Aquí hay paredes atestadas de peces, bogavantes rojos de arrecife, gruesas morenas, hermosos corales, tortugas y tiburones nodriza.

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